EN LA MIXTECA: LA SANTA MUERTE Y NUEVE HIERBA

  • Es la famosa sacerdotisa Nueve Hierba Muerte, señala el escritor Juan Arturo López Ramos
  • Al perderse la memoria histórica, se corrompió el recuerdo de la gran sacerdotisa mixteca, afirma el historiador oaxaqueño.
Imagen de la escultura que preside el salón principal del Ex convento de Yanhuitlán, que es una reminiscencia de la famosa sacerdotisa 9 Hierba Muerte.

Juan Arturo López Ramos, quien escribió el libro Esplendor de la Antigua Mixteca que alcanzo ya la séptima edición, refiere que en los vetustos libros de piel elaborados por los mixtecos ancestrales, -los cuales abarcan en conjunto mil años de historia prehispánica-, aparece repetidamente la enigmática y fascinante imagen de la famosa sacerdotisa 9 Hierba Muerte, quien era considerada como la voz de los dioses en la tierra y quién tenía a su cargo la custodia del panteón real de los señores mixtecos.

Códice Mixteco proveniente de Jaltepec, Oaxaca, donde se aprecia en el extremo superior derecho el Templo de la Muerte y enfrente (sentada en un equipal de piel de tigre como símbolo de poder) a la famosa sacerdotisa 9 Hierba Muerte, quien da indicaciones al señor 10 Viento y a la princesa 6 Mono.

López Ramos, autor también de la novela histórica El País de las Nubes, indica que esta temida sacerdotisa fungía asimismo como árbitro máximo para dirimir los conflictos entre reyes, príncipes y señores de la antigua mixteca y que sus veredictos fueron tan acertados que alcanzó una gran notoriedad y su influencia rebasó las fronteras de los reinos mixtecos, “por lo que era consultada también por reyes y señores de otras latitudes”, informó López Ramos. Códice Mixteco proveniente de Tututepec, donde se aprecia a la gran sacerdotisa 9 Hierba Muerte sentada en el templo de la muerte.

El autor de Oaxaca, cuna de la civilización americana, señala que esta misteriosa sacerdotisa aparece en los códices presidiendo un templo adornado con calaveras y vistiendo ella misma un bello huipil con los símbolos de la muerte y una máscara que se asemeja al maravilloso cráneo de mosaico con turquesas, encontrado en el tesoro de Monte Albán, y agrega el escritor Juan Arturo López Ramos que según los códices, el nombre de la sacerdotisa más venerada y respetada en los amplísimos dominios mixtecos, es 9 Hierba Muerte. Los códices relatan una dramática y turbulenta historia que oscila, de acuerdo a la interpretación de diferentes investigadores, entre el amor y el odio entre los 2 personajes más famosos de la antigua historia mixteca: El famosísimo conquistador 8 Venado Garra de Jaguar y la bella y combativa princesa 6 Mono Blusa de Guerra.

A la izquierda la imagen de la combativa princesa de Jaltepec, 6 Mono Blusa de Guerra y a la derecha el famoso conquistador 8 Venado Garra de Jaguar. Códice de Tututepec.

Cuando estos notables personajes se disputaban el rico reino de Tututepec, aceptan someterse a la decisión de 9 Hierba Muerte y los designios de la sacerdotisa favorecen a 8 Venado Garra de Jaguar, que al alcanzar el preciado trono de la capital de la costa y después asumir el de Tilaltongo, unifica bajo su mando a toda la mixteca. La princesa 6 Mono enferma de odio y sed de venganza y a partir de ahí se convierte en la mayor enemiga del príncipe mixteco y su indignación es tal, que transmite a su hijo el príncipe llamado 4 Viento su encono.

8 Venado derrota a 6 Mono y ordena su muerte, pero en contra de la opinión de sus consejeros, el gran rey 8 Venado Garra de Jaguar perdona la vida al hijo de su mayor enemiga, el príncipe 4 Viento, y con una gran generosidad lo envía a estudiar el arte del Gobierno y de la Guerra con sus aliados Toltecas. Años después, a su regreso, olvidando la gratitud a su protector, 4 Viento venga la afrenta a su madre y traicionando la confianza del gran conquistado mixteco 8 Venado Garra de Jaguar, le da muerte. Como reminiscencia de estas viejas historias, en el convento Yanhuitlan se conserva, presidiendo la gran sala del ex convento, la imponente escultura de una enorme calavera sentada en un trono, que es una reminiscencia de la gran sacerdotisa 9 Hierba Muerte, cuyo recuerdo se perdió con la nueva historia que escribieron los españoles, indica el escritor López Ramos.

Pero en aquellas antiguas épocas, los hijos de los nobles mixtecos se casaron frecuentemente con los hijos de los nobles de Tula, Cholula, Texcoco e incluso de México Tenochtitlán, y llevaron al altiplano central la añeja tradición de culto y veneración a la legendaria sacerdotisa 9 Hierba Muerte, que sobrevive en la actualidad, aunque en una forma confusa, sin el conocimiento pleno de la antigüedad y que al diluirse en la memoria colectiva, ha reaparecido en forma corrupta en un vago e impreciso culto a la “Santa muerte”. Al finalizar sus reflexiones, el escritor López Ramos dice: “como testimonio de este vinculo, hoy en día del altiplano central vienen en autobuses decenas de personas a Yanhuitlán, a adorar la imagen de la sacerdotisa 9 Hierba Muerte, confundiéndola con la “Santa Muerte”. Vienen sin saber a ciencia cierta donde se origina este nuevo culto y desconocen que su historia arranca en el remoto pasado, en el alma, en la entraña misma de la mixteca prehispánica”.

En la mixteca, el origen del culto a la Santa Muerte (Fuente) Juan Arturo López Ramos.


En el disco «Tree of life» de Lila Downs se hace mención a Nueve Hierba en una canción colmada de poesía y belleza.

Por una parte se le considera una deidad y por otra un personaje histórico. Es un personaje que tuvo gran influencia política y religiosa en la Mixteca entre los siglos IX y XI. Jiná en Mixteco significa “madre muerta” y es la mujer de temazcal o baño de torito que mi mamá siempre me ha hecho respetar y hacerle ofrenda de copal y veladoras. Se dice que la Nueve Hierba mantuvo un culto de muertos en Chalcotongo, se asocia con la tierra y es la manifestación femenina del inframundo.

Lila Downs.

Mujer de Dios
Profeta de hierba
Mujer de la edad del tiempo
Diosa del mundo de muertos

Mujer de Dios
Mujer de la obscuridad
Mujer de tiempos sagrados
Diosa del mundo de muertos

Venas y carne, tu fruto ha crecido
La tierra, tu sangre siempre beberás
Ía si’i ja nakani
Ini nasa kóó-yo
Ña’a ni kuu taninu

Capullo de algodón trae mi madre
Que es la Diosa de sáama
Reina del sur dirección de la muerte
Que bebe el agua verde
Y de hongos copal y fuego

Hace ofrenda a la madre muerta
Que cuida este mundo mortal
Y cuida este mundo mortal

Nace de niebla y su monte cráneo y piedra
Diosa de la tierra, hina
Nace de niebla y su monte cráneo y piedra
Diosa de la tierra, siempre vivirás


La muerte entre los mixtecos prehispánicos


En todas las culturas, el hombre, observador de la naturaleza, se percató del ciclo vital que todo ser vivo tiene, incluso la tierra misma donde se presentan ciclos llenos de vida, alegría y fecundidad en contraparte con aquellos en los cuales la naturaleza declina y mure.

Ante tales evidencias de ciclos de inicio y final, el hombre tuvo la preocupación de explicar qué significaba morir y pensó que debía existir otro mundo paralelo hacia dónde trascender, estableciendo diferentes lugares míticos y dándoles nombre de acuerdo al idioma, aunque todos significaban lo mismo: lugar de muerte. Así surgió desde tiempos remotos el pensar que el fallecido iría a algún lugar especial y se iniciaron los rituales mortuorios donde se inhumaba al cadáver con objetos que podría necesitar en el plano al que trascendería.

Al respecto hay valiosas referencias recabadas por Fray Bernardino de Sahagún sobre las creencias mexicas relacionadas con este trance final. Todos coinciden en mencionar que de acuerdo a la forma de morir es que los difuntos acceden a diferentes lugares, por ejemplo: los guerreros que perdían la vida en batalla o en sacrificio, así como las mujeres muertas en parto, irían al paraíso del sol; al Tlalocan, paraíso de Tláloc, todos aquellos que sucumbían por alguna causa relacionada con el agua o fulminados por un rayo; el lugar destinado para los niños lactantes era el Xiotlalpan, donde eran amamantados por un árbol que tenía por hojas mamas que segregaban leche; mientras que al Mictlán irían todos aquellos que morían de manera común.

En cambio, entre los mixtecos, los lugares para llegada de muertos estaban fuera de este rango. En su mitología concebían tres planos: el celeste, el terrestre y el inframundo. En el primero estaban los dioses y los fundadores de las dinastías quienes se habían convertido en seres deificados tal como se registra en el códice Colombino cuando narra que 8 Venado-Garra de Jaguar sube a esta región a hablar y a solicitar aprobación de los nobles ancestros. En el estrato medio vive el hombre, cuya existencia y muerte está regida por los dioses en todos los actos de su vida e incluso de su muerte, son ellos quienes mantienen este plano terrestre para gozo de todos los seres que lo habitan, siendo ellos los que mandan las enfermedades e incluso la muerte como castigo por ofensas o mal comportamiento. En el tercer nivel estaba el inframundo, lugar de los descarnados, zona fría, de oscuridad y muerte y donde gobernaba una pareja de deidades: Iya Andaya y la diosa Ñu Q Cuañe, 9 Hierba.

No tenemos datos precisos si entre las creencias mixtecas existen las nueve galerías que se describen en la mitología de otros pueblos mesoamericanos por las cuales cruza el difunto para llegar a los dominios de los dioses de la muerte y tampoco el tiempo que duraba este recorrido. Pensamos que debió suceder de manera similar que, en otras áreas, dado que las raíces religiosas mesoamericanas eran comunes, con mínimas variantes que hacen diferencias regionales. Ante todo, un acto es evidente:  los mixtecos enterraban a sus cadáveres con ofrendas, incluso de comida, con la idea de que serían necesarias durante el tránsito hacia el inframundo.

En general en el México prehispánico a la muerte, como acto natural, no se le temía, se le respetaba y reverenciaba considerando que era el medio de trascender del mundo terrenal. Entre los antiguos mixtecos como también en el resto de Mesoamérica, la muerte no es el final de la vida, sino el cierre de un ciclo en la tierra, es un nuevo existir en otro plano, la muerte es un rito de paso para reunirse con sus ancestros.

Dra. Martha Carmona Macías
Curadora-investigadora, MNA

Compilación: Christian Ortíz.

https://curanderismotradicional.org/

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