El momento de recolección y la forma de realizarlo dependerá de la parte de la planta donde se concentran los principios activos: para las hojas la recolección debe ser antes de la floración de la planta, si se trata de recolectar las flores, conviene que sea antes de que estas se abran completamente, para las raíces y tubérculos debe ser en otoño o principios de invierno y en el caso de los frutos cuando alcanzan su madurez. Es importante, también, que la planta no sea demasiado joven ni esté muy envejecida, ya que están en un ciclo en que su producción de principios activos no es muy alto. Es aconsejable que se haga la recolección de plantas medicinales por la mañana para evitar que la planta tenga demasiada insolación que provocaría un exceso de evaporación, tampoco conviene recolectar en días demasiado húmedos ni lluviosos, para facilitar el desecado y la conservación del vegetal. Una vez hecha la recolección se debe proceder al secado, pero no es aconsejable que sea a pleno sol, ya que resulta excesivamente rápido e intenso, un método idóneo es el secado de ramilletes colgados cabeza abajo en una habitación fresca y seca y con poca luminosidad. Un vez el vegetal está bien seco es preferible conservarlo en tarros de cristal. La preparación de las plantas para su uso medicinal dependerá de la vía de administración aconsejada, utilizándose la mayoría en forma de infusiones y decocciones para tomar por vía oral y como cataplasmas y compresas para aplicación local o uso tópico.
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